9.09.2020

518. Libros y lecturas.

Desde que tengo memoria los libros han formado parte de mi vida.


En mi casa siempre había algo que leer, comics variados para nosotros; sal y pimienta, gasparin, Archie, patoaventuras, después fueron las revistas de Barbie heredadas por una prima mayor y las colecciones de libros que nos compraba mi papá.  De ahí pase a los libros de la biblioteca de mi mamá, Danielle Steel y Victoria Holt se convirtieron en mis primeras compañeras de muchas tardes de lectura.  Cuando empecé a trabajar recuerdo la delicia que era ir a la librería el día de pago y salir con 5 o 6 revistas y libros en las manos.


En mi casa leíamos donde se podía y cuando se podía, en la mesa y en el baño invariablemente.  No era raro vernos sentados a la mesa, cada quien con su revista o libro en las manos y a mi mamá quejándose porque leíamos en vez de comer.  Y ni hablar del baño, creo que a todos nos pasaba y si no, por lo menos a mi si, que a veces estaba tan metida en la historia en turno que se me olvidaba en donde estaba, hasta que un golpe en la puerta me recordaba que debía de salir ja, ja.


Pero a pesar de que todos leíamos en casa, el acto de lectura siempre fue individual, de uno solo.


Cuando me mude de ciudad para estudiar en la universidad, todos mis libros quedaron en casa de mi mamá, y durante unos años, la lectura quedo pausada por los estudios.

Pero esa lejanía no podía durar mucho tiempo y un día empecé a comprar libros y volver a leer, y a pesar de que ya tenía con quien compartir mi vida, la lectura siguió siendo de uno, y no porque él no leyera, sino porque nuestros gustos literarios son diferentes, y son pocos los mismos libros que hemos leído los dos.


Entonces creo que, por eso, cuando pensaba en clubs de lectura, mi mente lo bloqueaba, me decía a mí nadie me va a decir que leer, y sentía que eso no funcionaba para mí, lo más que hice fue seguir algún reto anual y compartir algunas de esas lecturas con mi amiga Kat, o que ella me recomendara lecturas y viceversa, pero no siempre las leíamos al mismo tiempo.


Por fortuna, la vida se encargó de enseñarme que estaba equivocada, pues hace 3 años por fin me decidí a entrar a un club de lectura y ha sido una de las experiencias más maravillosas en la vida, no solo he leído libros hermosos (la mayoría del tiempo) sino que además he conocido personas que se han convertido en amig@s a las que aprecio y quiero mucho, y la verdad no me imagino ya mi vida sin esas reuniones mensuales, de discusión, comedera, pláticas y hasta vendimia.  También en este año, he hecho varias Lecturas conjuntas y he descubierto la maravilla de poder discutir y conocer otras opiniones de un libro en las voces de personas que también los están leyendo, un poco más dinámico a veces que en el club de lectura, pues al tener un grupo para la lectura conjunta, puede uno desahogarse casi al momento de que algo importante o impactante pasa en la historia.


Y heme aquí un Club de Lectura y muchas Lecturas después, feliz, feliz, feliz, buscando nuevas lecturas conjuntas a las que agregarme, y llenando mis libreros y dispositivos con muchas lecturas pendientes.

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