Tan solo entrar por la calle empedrada, fue como volver al pasado, al bajar del taxi y verlos ahí afuera esperando, y dentro de las rejas, la casa, la misma casa, igual que hace tantos años, el piano, ese que tuve a bien descomponer, aun descansando en la pared junto a la puerta de entrada, me detengo un momento justo ahí y dejo que mis ojos recorran hasta donde la vista pueda, saboreo cada recuerdo que esta llegando, los muñecos que fueron solo para mi en largas horas de juegos, los libros para leer, los ratos pasados en el jardín, pidiéndote que llenaras la alberca para mi, el sonido del río pasando por detrás de la casa, los paseos en pesero; en fin la memoria de cosas y datos que para muchos resultan insignificantes y para mi constituyen grandes recuerdos, detalles tan pequeños que sin embargo al regresar pueden dibujar enormes sonrisas.
….Albercas, libros, muñecas, caminatas, parques, dentistas, atardeceres, viajes, abrazos, mascotas, cuentos, besos y sobre todas las cosas amor….
Estar así, abrazándote, fue como volver a tener 8 años, y sin embargo los años han pasado y tu andar ya no es tan grácil como antes y al abuelo elmer hay que hablarle fuerte, pues aunque su memoria –que de cosas nos ha contado- sigue siendo excelente, sus oídos ya no escuchan tan bien como antes.
Te miro y te miro sin creer aún que estoy ahí, sentada a tu lado, que te puedo tomar la mano y abrazarte, y quisiera quedarme solo así, abrazándote.
Las horas pasan demasiado rápido, y el tiempo de decir adiós llega, sonrío para ocultar las lágrimas, y te digo cuanto te quiero, te abrazo una vez mas antes de seguirte con la mirada hasta que desapareceren, sumergidos en la noche.
1 comentario:
Vi en tu twitter que habías vuelto al blog y corrí a revisar!!
Los abuelitos son de los regalos mas maravillosos que nos regala Dios.
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