Las imagenes llegan fugaces
inundan la mente
inundan los ojos
inundan el alma
inundan el corazón
La primera vez tenia ocho o nueve años, mas bien ocho, mi hermana tenia escasos meses de nacida, la primera aventura, de muchas que siguieron con los años, cuando aun teniamos 2, 2 mesesotes de vacaciones, un mes en Juarez, un mes en Camargo.
Eran dias interminables, altas horas de la noche acompañaban muchas veces nuestras aventuras, el calor y la emocion de estar juntos nos impedian dormir.
Como olvidar que en uno de esos veranos aprendi a andar en bicicleta (si a los 8 años!), aprendi a patinar, nuestros juegos eran sanos y divertidos, no habia nintendo, no habia playstacion, game boy, ni nada de lo que ahora a los niños los mantiene dentro de la casa, nosotros nos cansabamos de correr, de jugar, de nadar.
Como olvidar la emocion que acompañaba a los grititos, cuando algun vecino encontraba alguna tarantula perdida en su patio, los ciempies "que queman", que de un pisoton de la bota de mi tío moria, a los que terminaban quemados con alcohol y fuego, a los sapos quemados por el sol, aplastados por algun carro.
Viajes en camión, o en carro, muchas personas acomodadas o incomodadas, pero no nos importaba, porque nuevas aventuras nos esperaban en el destino.
Indispensable ir a la plaza, comprar un aguanieve de limon y compartirlo con alguno de los primos, siempre de dos en dos, correr, visitar al abuelo en su oficina, oir las historias de cuando trabajo en la alcaldia, visitar a los tíos, ir a la alberca de Pemex, hacer concursos de canto, de baile.
Correr por el zaguan de la casa, cortar limones del arbol de la bisabuela para comerlos con azucar, comer granadas, ver las caricaturas todos sentados en la cocina, festejar cumpleaños.
Entrar en el cuarto del abuelo, mas como acto de desafio que por querer entrar, sabiamos que si nos veia, nos regañaba.
Dormir todos en un cuarto acomodados, en la cama, en el suelo, en donde cupieramos.
Los dias de lluvia, en que el aire se llenaba de aroma a tierra mojada, y que aun hoy al olerla, me lleva a esos dias.
Jugar a las muñecas de papel, hacer mermeladas y galletas con la receta de la abuela.
Correr a la tienda de la esquina, abrir con un chirrido la puerta de sprin, decirle al don, dice mi tía....que si le manda...
verlo pesar en la balanza, guardar las cosas en una bolsa de papel, y correr de nuevo a la casa con el pedido en las manos.
pedirle el domingo al abuelo.
comer "lonches".
Como olvidar el dia que llovio tanto que las calles hicieron riachuelo, y que como niños nos metimos al agua sucia (muy sucia, viviamos al final del pueblo, de bajada, asi que imaginen como venia el agua), pero poco o nada nos importo, la mayor desgracia que podiamos encontrar es que se nos enterrara un torito, y eso era todo.
O la vez que nos dio por querer ser payasos y todos desde el mas chico hasta el mas grande (o sea yo), nos pintarrajeamos, con plumones, y despues nos metimos a bañar, tambien todos juntos.
Fotos, cambiaditos, bonitas y guapitos.
Los viajes a los Filtros, eran dias especiales y esperados, grandes aventuras nos esperaban en ese lugar magico, nos bañabamos hasta que nos cansabamos, nadabamos, jugabamos encima de llantas, "lonchabamos", jugabamos a atrapar luciernagas en botellas, los tios hacian discadas.
Dias que parecian no terminar.
Y cuando al fin terminaban, nos quedaba la promesa de un siguiente verano.